La artroscopia es una técnica quirúrgica que consiste en la observación de la cavidad articular mediante un instrumento óptico conectado a una cámara de video y a una fuente de luz artificial, lo que permite ver en un monitor las estructuras que conforman la articulación, determinando su indemnidad o la presencia de lesiones.
Es el método de diagnóstico más sensible (menor cantidad de falsos negativos) y específico (menor cantidad de falsos positivos) para las lesiones meniscales.
Es también el método de elección para el tratamiento de las estas lesiones y se encuentra en permanente evolución, gracias al potencial de desarrollo de técnicas destinadas principalmente a la preservación del menisco y el mantenimiento de su esencial importancia en el normal funcionamiento de la rodilla.
En la mayoría de los casos la cirugía se realiza con anestesia local intraarticular bajo sedación anestésica y consiste en la resección de un fragmento meniscal inestable, que es la causa del dolor y los síntomas de resalto o bloqueo articular y la remodelación del borde libre de la resección para que se adapte al movimiento normal de la articulación sin posibilidad de una nueva rotura.
El procedimiento tiene una duración de aproximadamente 15 minutos y se realiza en forma ambulatoria. Ver indicaciones artroscopia simple